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domingo, 1 de octubre de 2017

Mandala "En un rincón de África"

...Cuenta la leyenda que, en un rincón de África, existe una aldea maravillosa...
... Donde, cuando una mujer quiere ser madre, se marcha sola a un lugar apartado, fuera de la aldea, en plena Naturaleza. Allí vive un peculiar retiro, en soledad. Practica en silencio la escucha de sí misma, de su Ser y de cuanto la rodea, para descubrir la canción de su hijo.
   Cuando ya la ha escuchado vuelve tarareándola a la aldea. Se la canta en primer lugar a su esposo, quien también la aprende, y en estrecho vínculo amoroso, se unen, para concebir al bebé.
   Desde que sienten que el bebé está en camino, se reúnen con toda la aldea para enseñarles la canción de la criatura que van a recibir.
   En el momento del nacimiento la aldea en pleno entona la canción. De ese modo ayudan a la madre a dar a luz y reciben al bebé con la melodía que le identifica.
   A medida que va creciendo, cuando hace algo que duele, que causa daño, su madre, su padre, o ambos juntos, le cantan su canción, aprende con ella el respeto y vuelve al Amor.
   Y si en su vida adulta comete algún atropello que rompe la armonía y el equilibrio de la aldea... no existe allí ni cárcel ni castigo. Es convocado, junto con toda la aldea y la persona más anciana lo coloca en el centro. Seguidamente, toda la gente de la aldea: hombres y mujeres, niños y niñas, jóvenes y adultos, tomados de las manos, cierran un círculo a su alrededor. Y todos a coro, desde su más hondo sentir y con inmenso Amor, entonan de nuevo su canción. Para recordarle Quién Es...
   Cuando olvidamos quienes somos, es fácil caer atrapados entre los muchos imanes de este mundo ilusorio. Y de ese modo, confundidos y enredados entre aparentes realidades, nosotros mismos llegamos a provocar y causarnos mucho daño.

   Somos consciencia y energía. Emanamos una vibración, una melodía. Es la canción de cada Ser que la Madre Tierra conoce. La que cada madre de aquella maravillosa aldea de África, ha aprendido a escuchar.

   Sus notas se corresponden con formas y colores que pueden reflejarse en un mandala, tu Mandala.
   Tu Mandala viene a ti para recordarte tu canción. La hallarás escondida entre sus formas y colores. ¿Cómo?

   Cada vez que te sientas debatir entre la confusión, el enojo, el dolor o la contrariedad, ¡para! ¡detente!
   Es el momento de regalarte tu canción.

   Empiezas por retirarte a tu espacio elegido, tu rincón preferido. Puede ser en la Naturaleza, en tu cuarto, en un espacio inspirador para ti, un lugar donde te sientes a salvo y puedes permanecer en silencio. Muy importante el silencio para facilitar la escucha...
   Si recuerdas la imagen de tu mandala, o lo tienes contigo, sirve de apoyo mirarlo unos momentos. Y enseguida cierras los ojos, llevas la atención a tu respiración. Escuchas cómo respiras, cómo el aire entra, cómo sale...  sencillamente, sin pretensiones.
   Así empieza tu viaje hacia el interior de ti mismo, de ti misma.
   El viaje que te permitirá entrar en tu esencia, visitar tu jardín, escuchar tu canción...
   Y recordar quién eres.


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