Acércate a descubrir, disfrutar y experimentar el universo de los mandalas.

martes, 12 de febrero de 2013

Un mandala especial para favorecer y facilitar la práctica de la meditación


Quiero dar Gracias a la Vida y al Universo por otorgarme la gracia de canalizar formas y colores a través de mis manos y en este caso además especialmente a Suzanne Powell, a quien va dedicado.

Sentí la necesidad y me permití hacer para ella este mandala siguiendo el impulso de agradecer por cuanto, a través de sus cursos, charlas y resets, expande en bendiciones a su alrededor.
El Amor, la Fuerza y la Energía que emana,  invitan a la transparencia y autenticidad. A que cada quién se encuentre y se permita SER él mismo, ella misma, tal cual.
También a aceptarnos  y aceptar y agradecer cuanto nos acontece.
Sugiero contemplar unos instantes el mandala:
   Las tres caritas con los ojos cerrados nos piden que cerremos los ojos del cuerpo mental, del físico y del emocional, para que se abran de par en par los ojos de la conciencia superior que nos conduce al despertar…

Está permitido descargar e imprimir este mandala para uso personal o para obsequiar. 

domingo, 3 de febrero de 2013

Honrando a Andy Goldsworty





La filosofía de Andy Goldsworty:

Para mí, mirar, tocar, el material, el lugar y la forma son inseparables de la obra resultante. Es difícil decir donde uno se detiene y comienza otra. El impulso se pone en marcha, la dirección viene determinada por el clima y la temporada. Aprovecho la oportunidad que cada día ofrece: si está nevando, trabajo en la nieve, en la caída de las hojas será un trabajo con hojas, un árbol derribado se convierte en una fuente de ramitas y ramas.

El movimiento, el cambio, el crecimiento de la luz y la decadencia son el alma de la naturaleza, las energías que trato de aprovechar a través de mi trabajo. Necesito el choque del tacto, la resistencia del lugar, los materiales y el tiempo, la tierra como mi fuente. Quiero meterme debajo de la superficie. Cuando trabajo con una hoja, piedra, palo, no se trata sólo del material en sí, es una apertura a los procesos de la vida dentro y alrededor de ella. Cuando lo dejo, estos procesos continúan.

La energía y el espacio alrededor de un material son tan importantes como la energía y el espacio dentro. El tiempo: lluvia, sol, nieve, granizo, calma, es lo que hace el espacio externo visible. Cuando toco una piedra, estoy tocando y trabajando en el espacio a su alrededor. No es independiente de su entorno y la forma en que se siente dice cómo llegó hasta allí. Es una tentativa por comprender por qué esa roca está ahí y hacia dónde va, tengo que trabajar con ella en la zona en que lo encontré.


Me he dado cuenta de que la naturaleza en bruto se encuentra en un estado de cambio  permanente y la forma que adopta el cambio es la clave para la comprensión. Quiero que mi arte sea sensible y atento a los cambios en los materiales, la temporada y el clima. A menudo, sólo puedo seguir una línea de pensamiento mientras que una condición climática particular, persiste. Cuando se produce un cambio, la idea no lo debe alterar ni lo hará, y muchas veces falla. A veces se me quedaron varados, por un cambio en el tiempo, con los sentimientos a medio entender aún, y he de llevarlos ocultos conmigo hasta que las condiciones sean las adecuadas para que aparezcan. Todas las formas se encuentran en la naturaleza, y hay muchas cualidades dentro de cualquier material. Al explorarlos espero pacientemente para comprender el todo. Mi trabajo tiene que incluir lo suelto y desordenado dentro de la naturaleza del material, así como lo geométrico y regular.

En su mayor éxito, mi "toque" mira el corazón de la naturaleza, la mayoría de los días puede que ni siquiera se acerquen. Todas estas cosas son parte del proceso transitorio que no puedo entender a menos que mi tacto sea también transitorio, de este modo puede el ciclo permanecer intacto y completar el proceso. No puedo explicar la importancia para mí de ser parte del lugar, sus estaciones y cambios. Hace catorce años, hice una hilera de piedras en Morecambe Bay. Todavía está allí, enterrado bajo la arena, no se ve. Todo mi trabajo sigue existiendo en alguna forma.
Mi acercamiento a la fotografía se mantiene simple, casi de rutina. Todo el trabajo, bueno y malo, está documentado. Yo uso película estándar, una lente estándar y sin filtros. Cada obra crece, decae, como parte integrale de un ciclo que la fotografía muestra a su altura, marcando el momento en que el trabajo es más vivo. Hay una intensidad de una obra en su pico que espero que se exprese en la imagen. Proceso y decadencia están implícitos.