Acércate a descubrir, disfrutar y experimentar el universo de los mandalas.

viernes, 28 de febrero de 2014

Cómo colorear los mandalas

       Tras años de celebrar talleres de mandalas, hoy me permito compartir mi propia técnica, la misma que sigo utilizando, explicándola paso a paso a través del blog, tanto para quienes habéis participado en mis talleres como para toda persona que quiera descubrir los mandalas y le pueda ser de utilidad.

  • Elige una música delicada e inspiradora para ti y ponla a bajo volumen
Como sugerencia, estas carátulas están tomadas de algunos de los CD´s  que tengo en mi haber

 Mike Rowland - CD Titania -The Fairy Queen

 Erik Berglund - CD Angel Beauty

Shirai - cuencos y voz  //  Estados del Alma

Existen otros más, que uso y recomiendo, por ejemplo Kitaro, Nawang Khechog, Medwyn Goodall, Kim Menzer&Lars Trier y su CD "Kiss The Forest"... y un largo etcétera
Igualmente la música clásica: Mozart y Bach en especial, son de mis preferidos para algunos mandalas.
  • Ten tu música preparada o sonando.
  • Dispón sobre una carpetilla de cartulina el mandala que te apetezca, el que más te atraiga hoy, o bien uno al azar.
  • Elige los colores que prefieras y colócalos al lado de la mano que no dibuja 
       Cuando esté todo listo, cierra los ojos y haz un recorrido por tu cuerpo, con la imaginación y la intención. Procura que las plantas de tus pies se apoyen, tan suave como firmemente, sobre el suelo; siente cómo estás y asegúrate de tener la espalda recta, la boca entreabierta, los dientes separados, la lengua floja...
       ... Y ahora... permítete regalarte tu mejor sonrisa interior...
Para ayudar a tu relajación:
       Puedes situar dos pequeñas esferas de luz dorada -como minúsculos soles- en el interior de cada uno de tus pies.
       Ve "sintiendo" cómo ambas esferas se van desplazando, expandiendo su luz, para relajar y restañar todo tu cuerpo, todas tus células... 
       Primeros los pies..., 
       luego los tobillos..., 
       ...ascendiendo hasta recorrer el cuerpo completo. 
       Tú misma, tú mismo, dejándote fluir, podrás ir estableciendo las variantes oportunas para ti en cada experiencia práctica.

       A continuación abre un instante los ojos y mira el mandala situado ante ti. Vuelve a cerrar los ojos, lleva ambas manos al pecho, tanteando el latir de tu propio corazón, y pide a tu Ser interior que te guíe.

Entonces, todavía con los ojos bien cerrados, la mano que no dibuja va hacia los colores, mientras la mano que dibuja permanece aún cerca de tu corazón...
la mano que no dibuja va hacia los colores
       Con el dedo del medio, el dedo "corazón", tocas -sin mirar- un color... y lo extraes, ese es el primer color que eliges
el color que "tocas" con el "dedo-corazón" es el que eliges, y lo extraes...
       La mano que colorea es la que permanece junto a tu corazón, mientras, la otra mano prueba a "sentir"...  y elegimos de ese modo un color, sin verlo, dando opción a la intuición, sin que intervenga la mente.
       Y con ese primer color empezamos a rellenar de color la parte más cercana al borde circular del mandala, siempre empezando por fuera. 
       Es muy importante seguir un orden y en general lo más recomendable es ir desde fuera hacia el centro, siendo éste lo último que vamos a colorear. Pero en otros casos también se puede hacer a la inversa, es decir empezando por el centro. 
      Lo importante, al menos en mi sentir y proceder, es no saltarse de una parte a otra, sino respetar un ritmo.
      Y también asegurarse de haber terminado el anterior, antes de emprender un mandala nuevo.
    Los colores que voy utilizando los voy dejando al otro lado para permitir que todos lleguen a intervenir. 
       Pero una vez que vamos coloreando, podemos volver a juntarlos, o elegir algunos con los ojos abiertos si nos apetece o sentimos que el propio mandala "pide" poner cierto color en "esa" parte.

       Si hemos de interrumpir antes de terminar, al menos es indispensable completar la vuelta. Con esto me refiero a la parte que tengamos empezada en el momento de la interrupción, ya que, en el mandala, cada grupo o conjunto d formas o figuras da -por así decir- una vuelta completa en torno al centro: no se debe dejar ninguna vuelta a medias. 

       Para facilitar la escucha interna, para favorecer la capacidad de concentración y relajación es preferible colorear empezando desde fuera y avanzando hacia el interior, hacia el centro del mandala.

       Pero si una persona se siente o se considera tímida, o simplemente le cuesta comunicarse, entonces se recomienda hacerlo a la inversa, debe empezar por el centro e ir avanzando hacia la parte más externa, hasta llegar a los bordes del mandala. De ese modo se facilita el abrirse a la comunicación.

       Otra opción sería crear, tu propio mandala. Seguir tu intuición y dejarte llevar de tu propia inspiración...
       También puedes encargármelo. Si visitas mi web verás otras informaciones y entre ellas el apartado de encargos de mandalas: 

http://mandalasparavivir.jimdo.com/c%C3%B3mo-pedir-un-mandala/

       Por último ofrezco algunas plantillas obtenidas de mis propios mandalas. Podéis copiarlas e imprimirlas para uso personal o para obsequiar.










martes, 11 de febrero de 2014

Abrazando la sombra

Este es al mandala llamado "Abrazando la Sombra"
      La fuerza de este mandala nos facilita el poder reconocer en nosotros nuestra propia sombra, para abrazarla y abrazarnos en ella y con ella.
      Nos lo ponemos fácil.
      La descarga para uso personal es gratuita.
      La copia impresa del mandala ha de acompañarnos 21 días seguidos.

  • Podemos hacer una copia tamaño "posavasos", plastificarla y utilizarla debajo de nuestro vaso de agua cotidiano.
  • Podemos ponerla en nuestro pequeño altar o rinconcillo donde nos sentemos a meditar.
  • Podemos dejarla como fondo de pantalla en nuestro PC durante 21 días, de modo que la veamos durante algunos segundos, varias veces al día
  • Podemos sencillamente colocarla donde nos plazca...
      Basta tenerla a nuestra vista para que la energía se movilice y los impulsos nazcan y florezcan.

      La sombra, como la Luz, tiene su lugar y cumple su función. Se trata de que no usurpe ni ocupe más de lo que le corresponda. 
      Se trata de sonreírnos a nosotros mismos, tomando al mandala por testigo, dispuestos a abrirnos a la aceptación plena e incondicional de lo que en verdad somos, lo que realmente somos, con todos nuestros aspectos, sin flagelarnos, sin dañarnos con indagaciones ni análisis.
      Estoy aquí, manifiesto esto, es parte de mí! no pasa nada! me sonrío y sigo. Me acepto.

      Luego, poco a poco, en el devenir de cada día, van surgiendo momentos y situaciones. Y notamos que algo cambia. Puede que no tanto en lo de fuera. Pero sí en nuestro interior. Lo que nos fastidiaba y provocaba tanta rabia, va dejando de afectarnos, incluso podemos sonreír ante ello. Y hasta dar gracias por la oportunidad de la transformación que ejercemos, no para cambiar nada externo, ni a otra persona, sólo en nuestra mirada, en nuestra apreciación...